Memoria de mis putas tristes

UNA NO ES NINGUNA 

Han pasado 20 años desde la última vez que leí Memoria de mis putas tristes de García Márquez. La primera vez que lo hice era yo una joven doncella que tenía pensamiento dicotómico; lo bueno es bueno y lo malo es malo. Así iba por los días sin saber que la moral es un asunto cambiante. Cuando leí este libro, que para empezar fue una elección de mi hermana Violeta, yo estaba espantada por el el título. Antes me espantaba mucho la vida y sus palabras. Miento, la vida todavia me espanta, sin embargo, las palabras se han convertido en mis mejores maestras. 

Todo empezó porque Luis y yo mirábamos libros en la librería Educal mientras esperábamos la hora para ver Días perfectos (2023) de Wim Wenders en la cineteca de Coyoacán. En las mesas de novedades estaba una colección de Yasunari Kawabata y me emocioné como si me encontrara con un viejo amigo al que hacía tempo no veía. Le compartí a Luis que La casa de las bellas durmientes (1961) es una obra hermosa –y breve- que trata sobre un anciano llamado Eguchi que, al sentirse al borde de la muerte, le surgen unas tremendas ganas de amar. Este libro, así como le digo, querido lector imaginario, inspiró al mismísimo García Márquez para escribir su última obra que, cabe decir, se convirtió en un acontecimiento editorial. 

Yasunari Kawabata fue el primer escritor japonés en ganar el nobel de literatura en 1968.

¿POR QUÉ ESE TÍTULO, MI GABO? 

Aún en esta segunda lectura o primera relectura, donde se supone que ya soy una señora más entendida y con una mentalidad menos dócil, sigo sin comprender por qué el ganador del premio nobel de literatura le puso así a su última novela. Es que todas las palabras tienen un significado propio que me hacen cuestionarme: memoria / putas / tristes. Ya ni hablemos del posesivo “mis”. Mis putas. ¿Eso es posible? El entendido dicta que una prostituta, justo por ser pública, no tiene pertenencia ni de ella ni de nadie. Es innegable que dicha palabra la utilizamos para denigrar a una mujer por no mantener los cánones de la decencia establecida según los tiempos. El diccionario de la Lengua Española dice que p.u.t.a es aquella que entrega su cuerpo a la satisfacción de los deseos sexuales de otra persona, normalmente un varón, a cambio de dinero.  

Investigando un poco más a fondo, putta viene del latín y significa niña o efeba, pero, ¿qué la hace diferente a otras niñas? pues que es una niña de la calle. Una muchachita ofrecida para complacer en carnes a quienes puedan pagar la pérdida de su inocencia. No cabe duda de que, desde tiempos de antes de Jesucristo, ya existía un mercado de venta de niñas y niños. Aún sigue, pero dizque con la encomienda de que es ilegal. Sí, como no. Tristemente, México es un país que tiene una alta oferta y demanda de prostitución infantil. 

Otra versión, más antigua, que procede de los griegos prehelénicos, la palabra p.u.t.a es una derivación de Poda. A ella acudían las mujeres para quedar embarazadas mientras se entregaban a la compañía de Dionisio, un dios menor que se dedicaba a las artes amatorias, a las fiestas y al vino. Este dios, junto con Poda, dieron pie a las orgías y, por tanto, a la prostitución, pues ya había un intercambio monetario a cambio de sexo, placer y otros favores. Se olvidó, entonces, el propósito primigenio de la maternidad. 

Representación de Poda, una diosa primitiva griega. De ella se pudo originar la palabra p.u.t.a.

Memoria viene del latín memor que significa recuerdo. El que recuerda. El que almacena. ¿El que no olvida? También, con origen griego, tenemos a Mnemosine, una titánide poderosísima que guarda los secretos del conocimiento. Es hija de Urano (el cielo o el caos) y Gea (la Tierra) y, como todo es incesto con los griegos, la Memoria yació con su sobrino Zeus para así crear a las musas, protectoras de las artes, la ciencia y la belleza. Entonces, creo que Gabo andaba muy sensible y quiso sacar del olvido a sus inspiradoras Damiana, Delgadina, Rosa Cabarcas, Casilda, Florina y Ximena. 

La tristeza es un decaimiento del ánimo, una sensación de vulnerabilidad, también se comprende como un dolor emocional. Sin duda, un sentimiento complejo que tardaríamos mucho en explicar porque la tristeza tiene sus arribas y sus abajos. Lo interesante es que el sustantivo «tristeza» no tiene un origen etimológico fijo. Si usted busca la palabra verá varias propuestas y todas indican una derivación de algo. A mí el que más me gustó fue el concepto lutuano que define trisztas como nublado, algo no tal alejado de la jerga anglosajona que describe a la tristeza como blue (I Fell Blue). Pero, ¿por qué las p.u.t.a.s de esta historia están tristes? El triste me parece más bien nuestro narrador.

Para aclarar las cosas, le cuento un poco de qué va la historia cuidando no echarle a perder las ganas de leerla, querido lector imaginario. El protagonista no tiene nombre, le diremos el sabio y es un escritor de periódico. Tiene noventa años y, un día, amanece con urgencias de amor. Motivado por los recuerdos de los besos, llama a la madame del burdel para que le consiga una niña virgen. Sí, ha leído bien, una niña virgen. Aquí fue donde me escandalicé porque con todo y el lenguaje hermoso que maneja Gabo estamos hablando de pedofilia. Mientras todo eso sucede, el sabio, que narra en primera persona, nos regala un recorrido de y por su vida junto a las mujeres que no supo amar.  

Creo que el título se debe a que como el personaje no sabe amar a largo plazo, pero sí disfrutar de las artes amatorias, no hay mujer con la que él yazca a la que no le pague. Se siente obligado a dejarle billetes o esmeraldas aunque esté ardiendo de amor por ella. Pero ya no le sigo…, mejor sígale usted y me dice qué le pareció esta historia que, hasta cierto punto, yo llego a pensar que no es del todo ficción. Algo nos dice Gabo entre estas líneas sobre sí mismo.  

No voy a negar que el título es atrayente. Muchos de mi generación, que en ese entonces eran unos adolescentes, luego luego fueron por el libro, pues las hormonas calenturientas no se hacían esperar y por esos ayeres todo estaba más restringido. Si bien la obra tiene algo de erótico, no es el tema principal. Los valores que la mueven son la soledad, la vejez y el amor; el amor platónico y el amor como redención que hacen que el viejo encuentre un sentido de vida y entonces, sólo entonces, puede trascender a su propia muerte. Esa es mi interpretación. Me gustaría saber si usted coincide conmigo. 

ALGUNOS TRAPITOS DE GABO 

¿Qué puede decir uno de Gabriel García Márquez que no sepa? Es colombiano. Es una de las figuras más importantes de la literatura universal. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982 por su obra realistamente mágica como Cien años de soledad (1967) traducida prácticamente a todos los idiomas. Escribió cuento, ensayo, crónica y hasta crítica cinematográfica. También fue autor de guiones. Entre sus novelas más importantes figuran El coronel no tiene quien le escriba (1961), Crónica de una muerte anunciada (1981), La mala hora (1962), El general en su laberinto (1989), El amor en tiempos del cólera (1985) y Del amor y sus demonios (1994). Varias de estas piezas narrativas cuentan ya con su respectiva película. Aunque siempre se recomienda primero el libro.  

Le costó mucho aprender a leer, una vez que lo hizo, su primer libro fue Las mil y una noches. En la escuela preparatoria lo apodaban El viejo por buscar la soledad y ser un tanto retraído. Estudió Derecho y vendió libros de medicina. Su color favorito era el amarillo. Se puede ver en algunas de sus obras como Cien años de soledad, cuando le tomaban las medidas del ataúd a José Arcadio Buendía llovieron plantitas amarillas. Su flor favorita era la rosa roja que su compañera, por casi 60 años, Mercedes Barcha, le dejaba en su escritorio todas las mañanas. Le tenía miedo a la oscuridad y era infinitamente supersticioso. Tuvo dos hijos, Rodrigo y Gonzalo. Recientemente se dio la noticia de la aparición de una hija extramarital llamada Indira que tuvo con la periodista mexicana Susana Cato. Gabriel García Márquez abrió los ojos un día de piscis (06 de marzo de 1927) y los cerró a la eternidad en Aries (17 de abril de 2014) con 87 años cumplidos.

Gabriel García Márquez apodado el viejo desde que era joven.

DOS Y YA 

Bien los dijo Ítalo Calvino: 

Un clásico es un libro que no ha terminado de decir lo que tiene que decir. 

Eso es lo maravilloso de la literatura universal, uno le encuentra un nuevo significado a lo leído antes. ¿Quién es el que cambia? ¿El libro o el lector? La primera vez que leí Memoria de mis putas tristes qué sabía yo del amor, del tiempo, del dolor, de la espera, de la nostalgia, de los recuerdos, de la muerte, del mar, de la colitis, y de los viajes sin regreso. ¿Qué sabe uno a esas edades donde principia la vida? Ahora, que lo he leído por segunda vez, sé un poco de todo eso y hasta del frío, de la injusticia, del techo sobre mi cabeza, del cigarro, del dinero, de las ganas, del cansancio, de las flores en el vaso de cristal, de la tele encendida, de la música que canta, de las fotos, de lo bella que era y no sabía, de mi madre que la entiendo, de mi padre que lo perdono, de los amores que no se dieron, de las victorias, de los pequeños lujos. De los fantasmas que nos esperan y de los fracasos que se amontonan como nueces en las esquinas de mi casa. Sin embargo, amo existir.  

No despierto cada día para vivir más, sino para morir menos. 

No sé si llegue a los noventa años, querido lector imaginario. Y si lo hago, no creo querer una a niña virgen a las deshoras del tiempo para que me recuerde lo que es el amor. Quizá me arrepienta de la ausencia de los hijos y busque, como la llorona, a unos chamacos para sentir la maternidad, aunque sea postiza. No sé qué cosas pasen o dejen de pasar en el temible futuro. Mientras tanto, seguiré aquí, entre hora y hora, escribiendo, leyendo y andando. Seguiré el presente en gerundio, con Luis, con mis gatos, con mis melancolías y mi café por la mañana. ¿Usted qué dice? ¿Cree acumular tanta existencia antes de partir? Cuando esté cerca su final, o bien, se perciba lejos de la juventud, ¿qué urgencias le agarrarán a la mitad de la noche que no sean las de orinar?

Cuando empezábamos a ser nosotros allá por el 2018.

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