Los años de peregrinación del chico sin color

Captura de Pantalla 2022-04-10 a la(s) 22.02.04Haruki Murakami / Novela / Editorial TUSQUETS /

En esta ocasión haré un proemio corto. Anecdotaré el libro Los años de peregrinación del chico sin color (2016). Si bien es de Murakami, uno de mis autores favoritos, debo decir que yo misma me sabotee al saber que sus novelas cortas no me encantan tanto como sus novelas largas, ejemplo de ello es El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas (1985). Pero ahí voy, como cabra necia a tirarme por el precipicio y ¿qué pasó? Pues que lo que leí me decepcionó. Si bien lo terminé y la lectura me acompañó en mis viajes en metro, Metrobús, en las pequeñas esperas que se dan en la vida y en las noches antes de dormir, no logré entrar en el ambiente de esta historia.

Esperaba sí, ese espacio surreal, personajes memorables y contradictorios, pozos, taxis, música, dobles lunas, mundos de aquí y de allá, descripciones eternas que parecen que llevan a ningún lado y luego, sin saber cómo, se conectan con el todo y todo toma forma y uno no tiene más que sonreír ante la genialidad de este escritor setentario. Ahora no encontré nada de eso.

Es una novela de 314 cuartillas, lineal, cosa rara en Murakami, que habla sobre un constructor de trenes llamado Tsukuru Tazaki que decide, al cumplir 36 años, investigar por qué sus amigos de la infancia y adolescencia un día, de repente, de la nada, simplemente lo abandonan. Si bien a este personaje no se le da mucho la reflexión, lo cierto es que se la vive reflexionando, pero es un factor externo, una chica llamada Sara y que es dos años mayor que él -cosa que le parece muy importante dejarlo claro al escritor- le pone un ultimátum a Tazaki. Le dice que si no resuelve ese tema no podrán ser novios. Tazaki entonces se llena de valor y va en busca de sus amigos para saber de una vez por todas por qué lo exiliaron del grupo. No quiero dar revelaciones ni nada, pero el caso es que viaja hasta Finlandia para reencontrarse con una de sus amigas y descubrir la verdad. Y bueno, terrible, lo que yo pensé que sería el gran diálogo, terminó siendo un intercambio de discursos emocionales de superación personal con colorcito por aquí y colorcito por allá y tan tan. Se acabó.

Intenté pensar en lo leído, en aprender sobre el abandono porque parece ser que ese el tema de la obra y bueno, no es algo fácil de superar. En lo personal me relaciono mucho con el abandono, al grado que en la cuarentena de mi vida, aún cargo con ciertos temas que me afectan y que con ayuda profesional he aprendido a sobrellevar, pero no significa que se superen del todo. Quizá porque sé lo que es y como diablos se siente, no logré conectar para nada con Tasaki, quien se convierte en una figura gris incapaz de ver el color en sí mismo.

Hasta aquí la dejo. Tampoco quiero ser destructiva referente a este libro que por más que le busqué el lado bueno y empecé como seis veces este proemio, no encontré mucho qué decir Cabe señalar que leí algunas críticas que dicen que esta es una obra hermosa donde el autor deja mostrar personajes más reales y nostálgicos. Je ne sais pas.

Todo por servir se acaba y no por no servir también, decía mi madre. Para mí, las mejores obras de Murakami son aquellas que escribió antes del 2010 como IQ84 (2009), Tokio Blues (1987), Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1994), Sptunik, mi amor (1985), Al sur de la frontera, al oeste del Sol (1992), entre otros.

Aun así, con esta mala experiencia literaria, seguiré admirando y leyendo a Murakami. Esta vez seguiré mi intuición y no me dejaré llevar por la urgencia de leer lo primero que encuentre del autor. Seré más detallista, buscaré de esas novelas largas de las que casi no escribe y seré paciente. No olvidemos que Murakami tiene más de 40 obras escritas. Este señor si algo sabe, es de escritura, pero como también dice mi madre, en gustos se rompen géneros y, en esta ocasión, Murakami y yo no logramos entablar un vínculo ficcional. Confío que será en la próxima.

Ahorita, justo ahorita, estoy en esa transición de hallar una nueva lectura. Quiero que sea algo espectacular, ¿qué me recomiendas querido lector imaginario?

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