La situación y la historia: el arte de la narrativa personal

Vivian Gornick / Ensayo / Sexto Piso 

320 MXN$ / 169 págs. / Cafebrería El Péndulo 

¿Cuál es la diferencia entre la no ficción y las memorias? ¿Alguna vez se lo ha preguntado, querido lector imaginario? Dicho de otra manera, ¿encuentra usted alguna característica peculiar entre el ensayo personal y la autobiografía?  

Esta pregunta me la he planteado gran parte de mi vida lectora. ¿Qué es lo que leo cuando no estoy leyendo ficción? Y es que todas tienen en común el “yo” como hilo conductor. El “yo” de quien escribe, esa criatura que comparte lo que la vida le ha dejado sea por deber o por necesidad.  

¿Se puede escribir únicamente con la verdad en temas de literatura? Pareciera una pregunta simple. En lo personal, creo es de lo más compleja. Pienso que desde la verdad se puede partir, pero tarde que temprano se cae en la psicomagia de la ficción. Y es que de la ficción nadie se escapa. La ficción es tan necesaria como el aire que respiramos. ¿Cómo narrar si no es con la ficción como amalgama, como puente entre una cosa y otra? ¿Cómo se explica la verdad si no es a través del imaginario, de lo que ocurre en el realismo interno de quien cuenta, de quien te dice que esa mañana no era una mañana común y corriente, que algo se sentía en la neblina, pues era una neblina distinta, menos gris, más azul; una neblina que parecía de otro lado? La ficción es la invención más poderosa de la verdad.

EL EMPIEZO DEL TODO

Las librerías son puertos en los que uno se acomoda mientras llega el momento, esa hora que sí está marcada en la agenda. Me gusta pensar que Penélope -la mujer/esposa que esperó a Odiseo/Ulises a que regresara de Troya- era una lectora ávida. Yo no sabría esperar de otra manera si no es leyendo.

Para eso también existe la espera, para ver desde esa grieta en el tiempo lo que uno quiere ver de verdad. Para salirse tantito de la vida cotidiana que nos trae con prisas y ansiedades. A mí me gusta esperar en las librerías o en los lugares donde puedo ponerme a leer. Y así fue en esta ocasión, mientras esperaba para que diera la hora de una función de teatro, me llevé a Vivian Gornick conmigo; quería conocerla, quería saber qué tenía que decir respecto a la escritura personal.

Gornick (Nueva York, 1935) lleva gran parte de su vida literaria construyendo una obra híbrida, entre el ensayo y la memoria personal. Precisamente, el género, sin género, que en la última década ha dejado de ser una anomalía.

CONFESIONES DE UNA EDITORA

Le comparto, querido lector imaginario, que no sólo me dedico a dar clases de narrativa y temas afines a nivel universitario, también me desempeño como correctora de estilo. He trabajado con diversos proyectos donde la escritura está involucrada, muchos de ellos son meramente publicitarios. Pero este 2024 hubo de todo; desde el empresario que quiere contar la historia de éxito de su empresa, como el couch de superación personal que ha descubierto que sus exposiciones tienen tanto éxito entre los desmotivados, que es momento de hacer un libro para revelar los secretos del amor propio, como personas –en particular del género femenino- que, invadidas por una euforia de vida, deciden escribir su historia para compartirla al mundo.  

Si bien creo que no todo debe ser escrito, soy fiel creyente de que todo se puede escribir. Que todas las vidas son narrables, el reto y la novedad está en cómo y desde dónde. Pareciera que son más las féminas quienes utilizan este género híbrido que se mueve entre la primera persona del singular y la narrativa ficcional, pero no es del todo cierto, es un género igualitario y, así como la vida, a todos nos toca algo que nos marca, que nos duele, que detona lo que somos o lo que no queremos ser. ¡Cuántas vidas extraordinarias o dotadas de una maravillosa ordinaridad se han quedado sin palabras porque fueron vividas en el anonimato! Si supieran que también pueden ser vidas escritas que trasciendan el aquí y el ahora.

Algunos ejemplos geniales de esas vidas vividas que migraron a las palabras son Marguerite Duras y su fabulosa historia biográfica titulada El amante (1984), o las ganadoras del Pulitzer; Anne Boyer con Desmorir (2021), quien narra desde la crítica la doble batalla que enfrentó no sólo con su cáncer de mama, sino con el corrupto sistema de salud norteamericano donde un paciente, más que un paciente, es un cliente a merced de las farmacéuticas, o la divina Cristina Rivera Garza con su obra El invencible verano de Liliana (2021) que cuenta el feminicidio de su hermana utilizando recursos literarios como las cartas, el reporte policial, la crónica y la literatura poética para expresar la impotencia que genera la incertidumbre; fiel amiga de los sistemas judiciales misóginos y desprovistos de ética en países como el nuestro.  

Algunos ejemplos que menciona Gornick sobre la narrativa desde el «yo» son Joan Didion, que narra En la cama (1979) su experiencia con la migraña, lo que me recuerda a Francisco Hinojosa con un tema similar llamado Migraña en racimos (2016). Otro texto que tiene como hilo conductor el “yo” es En la prosperidad y en la adversidad (sin fecha) de Lynn Darling, que habla sobre el matrimonio y el desgaste de éste, o el mismísimo Oscar Wilde, que fue encarcelado por su libertinaje y condición homosexual. ¿Qué los hace tan únicos? ¿Cómo elegir el tema a tratar?

Tuve la fortuna de tener una breve interacción con Cristina Riverza Garza en la librería U-Tópicas.

ENTRE ESCRITORES Y AUTORES

¿Sabe cuál es la diferencia entre un escritor y un autor, querido lector imaginario? En mi oficio de correctora me siento muy contenta cuando un escritor se acerca a mí para confiarme su obra con el fin de ayudarlo a editar; hablamos un mismo lenguaje. Pero la mayoría de los casos eso no sucede, me encuentro más con autores, que son esas personas que rara vez leen, que rara vez escriben y que utilizan a la escritura como una mera herramienta, un medio para un fin práctico y no estético. El escritor-escritor, por otro lado, es aquel que sin publicar o no, tiene la necesidad fisiológica de escribir, de narrar, de dejar, aunque sea en una notita, alguna palabra que usará más adelante como idea detonante.

Así que sí, yo trabajo con autores que no son escritores, aunque claro está, existen escritores que son autores y muy buenos. Y justo porque narrar parece fácil, es que muchos autores que no son escritores toman esta decisión sin saber lo que implica y es ahí donde -para bien o para mal- entramos nosotros; los correctores. Y sí, también, dichos autores, que no son escritores, son los que más «hablan» de su vida. Pero, ¿no es lo que hacemos los seres humanos?

LA SITUACIÓN Y LA HISTORIA 

Vivian Gornick nos dice que para que una historia narrada desde el yo personal de la primera persona funcione, más allá de si queremos expresar desde la memoria, la ficción narrativa o la autobiografía, debemos tener muy clara la diferencia entre historia y situación. 

Desde ahí se debe de partir para contar lo que queremos contar, eso que queremos que el lector nos crea, que nos comprenda, que diga, vaya, qué vida tan fascinante, compleja, difícil, extraña, maravillosa ha tenido este tal Juan/a Pérez. Sí, así es, expresar desde el “yo” exige una credibilidad que no exige ningún otro género de forma tan demandante.  

La situación es el contexto o las circunstancias del narrador. La historia, por otro lado, es la experiencia emocional de quien escribe. Por ejemplo, en el poema titulado La sala de espera, Elizabeth Bishop se describe a la edad de siete años, durante la Primera Guerra Mundial, en la consulta de un dentista. ¿Dónde está la historia y dónde la situación en este caso? La situación es el contexto social e histórico; la guerra. La historia es que la narradora, que es la niña de siete años, está en el dentista para que le extraigan sus dientes de leche.  

Hagamos un ejercicio para ver si es cierto que no hay dudas. Cuál es la situación y la historia de Espirdiona Cenda del Castillo, una mujer que medía tan sólo 26 pulgadas y quien, a finales del siglo XIX, logró salir de una Cuba en conflicto para conquistar los teatros de Nueva York con su música y su danza. Si gusta, podemos usar un caso más actual. ¿Cuál es la situación y la historia de Agustín, un hombre afromexicano de 60 años que busca divorciarse de una mujer codependiente y con quien ha estado casado los últimos 38 años?  

¿Qué hubiera pasado si Ulises narrara desde su «yo» el regreso a Ítaca? ¿De qué reflexiones nos perdimos?

SOME TIPS

Si usted, mi querido lector imaginario, decidera escribir sobre su vida, por favor no haga un largo confesionario de quejas sobre lo terrible que fue su infancia y los corazones rotos que ha tenido que rearmar. No, eso, en todo caso, son anécdotas que todos tenemos, igual tienen valor de desahogo, pero lejos estará de convertirse en una pieza de la literatura. Tiene que pensar en ese momento -que no son todos los demás- y sobre ese construir sus metáforas y sus intenciones.  

Para escribir como se debe estas ficciones de la verdad, estas memorias o estas autobiografías, es necesario que tome cierta distancia de sí mismo para que vea su monstruosidad, su complejidad, no ser la víctima, el incomprendido o el salvador de la historia, si cae en eso, mejor vaya a terapia, que acá entre nos, es lo mejor que me ha pasado en mi existencia adulta. Enfrenté mi bifrontalidad y logré desbloquearme para atreverme a ser más asertiva con lo que quiero escribir.

Recuerde que solo tiene su “yo” para defenderse, pero no se defienda pues nadie lo está juzgando, mejor genere movimiento en entender por qué los personajes que lo acompañan son como son. Esos personajes obedecerán, de alguna manera, a los arquetipos universales como la madre tirana, el padre ausente, el amor infiel, la amistad traicionera, la salud frágil o los rituales como un bautizo, la primera experiencia sexual, la vez que enfrentó la muerte de un ser querido, el matrimonio o el divorcio son situaciones que pueden convertirse en historias siempre y cuando usted no se vaya por el camino lastimero. Hablar de uno requiere de un valor frío, de controlar los impulsos, de verse de verdad ante el espejo de la crítica.

A MANERA DE COLOFÓN

¿Cómo extraer de la propia experiencia vital una historia que merezca ser contada, que aporte algo de sabiduría al lector?

En mi oficio de correctora reviso en su mayoría textos que parecieran memorias a simple vista, pero no lo son. Abarcan demasiados temas en los que es imposible ahondar de manera profunda porque se abusa de los lugares comunes, porque no hay suficiente sensibilidad para irse tan adentro que duela. Porque precisan respuestas ante sus propias frases predeterminadas, forzando así la voz narrativa que muere antes de nacer. Y aunque el deber es decirle al autor que el texto necesita más introspección, éste no lo ve o no le interesa. Para ellos, la escritura no es una reconciliación o una verdad que busca la luz o la oscuridad, es un comercial de sí msimo; publicidad instántanea.

Para ser un escritor de la vida personal, hay que tener algo qué decir separándose de sí mismo, sabiendo siempre que estamos cerca del desborde o del desierto. Si me lo permite, le regalaré un consejito si es que anda con la idea firme de escribir sobre su vida. Recuerde que la vida toda es inescribible porque la memoria no alcanza, porque es demasiado, por ello, busque ese tema, esa espina, ese amor que no ha olvidado, ese verguenza, ese olor que no ha vuelto encontrar en nadie más y luego, solo luego, vaya a esperar a algún lugar, lleve un libro y lea. Mientras lee, la otra parte de su conciencia empezará a escarbar dentro de sí hasta encontrar lo que está buscando.

4 comentarios sobre “La situación y la historia: el arte de la narrativa personal

    1. Gracias por el link, Galo. Ya lo leí y me pareció de lo más interesante. Si bien ahora lo que sobran son escritores y siempre han faltado lectores, me encantan estos tiempos postmodernos en que lo híbrido está en todo. Por mucho tiempo quise acomodarme a los géneros, pero quizá esa ruptura ya estaba surgiendo y no me daba cuenta. Ahora con más experiencia y con otros fines en la vida, me doy cuenta de que todo se puede escribir. Todo y como uno quiera, esto pareciera fácil, pero no, justo no lo es, porque significa que hay que hacer los caminos y la sola idea me fascina.

      ¿En qué Péndulo salió el libro? ¿Eres de la CDMX? Es una librería muy famosa que tiene varios establecimientos. Este Péndulo en particular está en una de las zonas más conocidas por los turistas que es una avenida llamada Álvaro Obregón en la Roma.

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      1. Antes que otra cosa suceda quiero desear un buen año a la escritora, a la que lee y vive y lo convierte en proemios. 2025. Significa que el Siglo XXI ya no es el futuro y que quienes nazcan en 2080 verán a quienes vivimos ahora como «gente de otra época», así como nosotros vemos los videos restaurados de filmes hechos a principios del siglo pasado. Pero aquí estamos, viviendo en el futuro y el pasado a la vez. ¡Feliz año! Señora Limón. Espero que el año que viene traiga muchos nuevos títulos al librero y fascinaciones para ti, proemios para nosotros, quienes leemos desde quién sabe dónde, aprovechándonos de esta tecnología de lo que un día fue el futuro.

        Es cierto que sobran escritores y, volviendo a la idea del futuro, la era digital ha puesto una imprenta en manos de todos. Es una paradoja, porque si me pregunta hay una cantidad de ideas tan diversa casi como de personas, aunque la mayoría se parecen. Los humanos no son tan originales como se piensan, lo que pasa es que están encerrados en sí mismos. Eso hace que el trabajo del lector avezado sea más difícil, porque así como hay que saber elegir entre tanta cosa, sobre todo si tomamos en cuenta las independientes, también hay que elegir entre mayor cantidad de cosas buenas. Es difícil pensar en un presupuesto que lo soporte y un horario que permita abarcar tanto. Concuerdo conque todo se puede escribir, está en la maestría de la pluma que sea interesante, que no quede solo la sosa anécdota cubierta de algo parecido a una historia, como un Caballo de Troya pobremente armado. Es difícil escribir me parece, antes pensaba que uno escribe como piensa, y aunque creo que en cierto nivel es verdad, ahora sostengo que uno también escribe como siente. La sorpresa es que al parecer es más fácil saber qué piensa uno que lo que siente. De ahí que alguien racional tenga una poesía pésima si sólo hecha mano del cerebro, hay que dejarse sentir a uno mismo. Suscribo por completo, todo puede escribirse, de la manera que el autor encuentre mejor.

        Sí conozco El Péndulo, incluido Roma. Es de mis librerías favoritas, aunque cuando voy es a cosas muy puntuales, la selección de El Péndulo es muy buena en algunas temáticas y editoriales. Es de las pocas librerías en las que es factible hallar todo de editoriales como Acantilado o Valdemar, sin contar que de las librerías más reconocidas, en mi opinión, es la que tiene un mejor catálogo de libros en inglés y de arte. Mi Favorito es el de Polanco, aunque tiene mucho tiempo que no voy ahí. No vivo en la Ciudad de México, no puedo ir tan seguido. Aunque a ese no voy por razones personales, ahora que lo razono no sé bien por qué. Cosas que no vienen al caso. Creo que este auge de la facilidad de impresión también ha permitido surgir pequeñas editoriales que dan voz a otras líneas de pensamiento, justo como la librería U-Tópicas, en donde es posible encontrar obras de género bien trabajadas. Creo que cambiaron ya de dirección, antes estaban en Coyoacán (que fue a donde llegué a ir), ahora no sé dónde estén. También hay editoriales como Herder, que tienen su librería en la Roma Norte, me parece, relativamente cerca de El Péndulo Roma. Está cerca de una pequeña librería de uso llamada El Extranjero, que tiene buenas cosas a muy buen precio, por cierto, lo pongo de referencia porque es una de las librerías de segunda mano más conocidas entre bibliófilos, es parte de una red de librerías se segunda mano entre las que está La nena oscura, en Santa María la Ribera y La Jorge Cuesta, entre otras.

        Me despido, espero escucharla pronto en una respuesta o un nuevo proemio.

        Galo

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